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  Las escuelas digitales son instituciones educativas que enseñan habilidades digitales a los alumnos, a través de un currículo adaptado a las nuevas exigencias tecnológicas. Esto para desarrollar sus capacidades de manejo de tecnología de manera positiva para fortalecer su propio aprendizaje   , fomentando estudiantes más críticos. (Fink, 2003).
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  Nos encontramos inmersos en una Era Digital, esto es, una sociedad tecnologizada, donde los hábitos y estilos de vida se han visto transformados por el desarrollo constante e imparable de las tecnologías digitales e Internet. “Las herramientas tecnológicas y el espacio virtual han suscitado nuevas formas de comunicarnos, de trabajar, de informarnos, de divertirnos y, en general, de participar y vivir en una sociedad red” (Castells, 2006).
  Los docentes deben tener la habilidad de ser capaces de acompañar, estimular y orientar el aprendizaje a partir de las nuevas herramientas que están surgiendo como lo son los medios, redes y tecnologías. No hace falta que tengan todos los conocimientos sobre tecnología; sino, que sepa cómo y cuándo utilizarlas para llegar al diálogo entre los contenidos a abordar y los intereses de los estudiantes.
  En las últimas décadas, la mayoría de los modelos educativos no han cambiado; pero la realidad un vistazo afuera de las aulas es muy diferente, pues todos usamos la tecnología de una forma u otra, y por ello los estudiantes necesitan docentes que tengan o promuevan competencias digitales, y que sean capaces de mejorar los procesos de enseñanza - aprendizaje con el vínculo de la tecnología (Inciarte, 2004).
  El docente cumple diferentes tareas en su quehacer educativo, estas tareas son en beneficio del estudiante, las tareas a cumplir por parte del docente son por ejemplo la iniciativa, la enseñanza, la observación, la mediación, etc. Las tareas que realiza el docente en el aula de clases son vistas como comportamientos del docente con los estudiantes, estos comportamientos son beneficiosos tanto para la construcción de conocimientos, la ampliación de destrezas, el descubrimiento de talentos y virtudes de los estudiantes.
  Según Senge (2017) “el profesor del siglo XXI tiene que enseñar lo que no sabe, y lo primero que tienen que hacer es desaprender, olvidar los métodos pedagógicos tradicionales e innovar en las técnicas de aprendizaje”. La innovación no debe ser considerada una opción; sino más bien, un imperativo para cualquier docente que básicamente está desafiado a innovar y a desarrollar ideas creativas que transformen la educación. Las escuelas necesitan docentes capaces de generar nuevas ideas que rompan con la educación tradicional y permitan aprovechar el potencial y las habilidades de los alumnos.